Desde su invención, a principios del siglo XVIII, el motor ha sido la viva imagen del progreso y el desarrollo. Y no es para menos, puesto que su irrupción significó un cambio sin precedentes en el transporte y las comunicaciones. Asimismo, cada cambio en la tecnología base del motor, desde los primeros motores de vapor y hasta los más recientes motores eléctricos, de gasolina, diesel o incluso los motores a reacción, ha supuesto un impulso sin precedentes.